Llenos de gracia: Recuperar el rosario

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El reciente resurgimiento de la popularidad del rosario lo ha convertido en mucho más que el accesorio de moda que inauguró la cantante Madonna hace unos años.  ¡De kitsch a cool a instrumento contemplativo nuevamente, en una sola generación! no está mal para una devoción que anda dando vueltas por la iglesia en diversas formas desde hace casi un milenio.

Rosary beads
RECUPERAMOS todas las horas de nuestra experiencia como horas sagradas al pasar estas simples cuentas por nuestras manos.
El Catolicismo era "Mariano" en la generación anterior-o por lo menos, la iglesia les dio a los Protestantes muchas razones para verlo de ese modo.  Mientras otros Cristianos adherían a Jesús y la Biblia, los Católicos rezaban a María y los santos.  Esa era una falsa dicotomía, por supuesto, basada principalmente en señales externas:  Algunas iglesias Católicas antiguas eran museos de arte sagrado en miniatura, con diversos grados de buen gusto en su exhibición.  Los Católicos juiciosos siempre entendieron que no adoraban a María, porque la adoración está reservada sólo a Dios.  Es la veneración de María la que honra su papel crucial en la historia de Jesús y en la vida de la iglesia.

"¡Llama a tu Madre!"
Cuando el Concilio Vaticano Segundo arrasó los salones del Catolicismo con reformas amplias a fines de los años 60, la manera en que los Católicos expresaban su identidad en la calle también cambió.  La iglesia estaba mutando hacia un compromiso más profundo con el mundo moderno.  Todos los Católicos fueron invitados a mutar con ella, renunciando un poco al enfoque sobrenatural que los hacía parecer separados, y su testimonio quizás demasiado oculto.

Para algunos, ese movimiento hacia el mercado hizo que la enseñanza de las escrituras y la justicia social resultasen más prácticas que los rosarios y las estatuas.  Cuando los Católicos volvieron su atención al mundo moderno en enseñanzas y testimonio, muchos dejaron atrás las reliquias de lo sobrenatural-el incienso y las devociones.

En términos de manejo, eso se llama hipercorrección.  Y a menudo hace que aterrices en una zanja.  Casi nunca es bueno reemplazar una dicotomía con otra.  Minimizar el papel de María en la identidad Católica devalúa la respuesta humana crítica a la iniciativa de Dios que ella encarna tan perfectamente.  Al mismo tiempo, para corregir maximizando a María en detrimento de Jesús tal vez era necesario mover algunas estatuas del centro de nuestro espacio de culto, sin mencionar nuestro espacio mental.  Sin embargo, el interés actualmente renovado por las formas tradicionales de oración hace que el logo del rosario en la camisa parezca sabio:  "Llama a tu Madre.  Ella no ha sabido de ti en décadas."

Recuperar el rosario va de la mano con el restablecimiento del justo rol de María en la consciencia Católica.  Lo que decimos sobre María es también necesariamente una declaración sobre la iglesia.  Ella es lo que nosotros debemos llegar a ser.  María es el modelo de nuestra vocación Cristiana y nos muestra cómo se llega a la calidad de discípulo.  Todas las enseñanzas acerca de María se relacionan con su relación primordial con Jesús.  O como diría un sacerdote que conozco, "Nunca hubiéramos sabido de María si su hijo no hubiera resultado tan bueno."

Nuestra veneración de María no es un culto a la personalidad.  Ella no es una celebridad celestial; es mejor que eso:  Ella es la que nos asegura que decirle sí a Dios, total y completamente, es posible.

Reza, reflexiona, repite
Entonces, ¿cómo nos ayuda el rosario a parecernos más a María, es decir, estar "llenos de gracia"?  Nos ofrece una visión única de la historia Cristiana a través del corazón de la mujer de Nazaret.  María fue la primera en ponderar los más grandes eventos de la historia de la salvación.  A través de los ojos de María reflexionamos sobre estos momentos de gozo, de luz, dolor, y gloria, y podemos apreciar los ritmos de la vida en sus dimensiones sagradas.  El nacimiento y la muerte, la alegría y la congoja, la esperanza y la pérdida no son sólo detalles de nuestra humanidad, sino misterios relacionados con el pecado y la gracia.  Nos permiten recuperar todas las horas de nuestra experiencia como horas sagradas cuando pasamos estas simples cuentas a través de nuestras manos.

Cómo rezar el rosario

Son 20 misterios divididos en los cuatro grupos siguientes, sobre los que se medita cada semana:

Misterios Gozosos (lunes y sábados; domingos en la época de Navidad)

La Anunciación de María
La Visita de María a Santa Isabel
El Nacimiento de Jesús
La Presentación de Jesús en el Templo
El Hallazgo del Niño Jesús en el Templo

Misterios Dolorosos (martes y jueves; domingos durante la Cuaresma)

La Oración de Nuestro Señor en el Huerto
La Flagelación de Jesús
La Coronación de espinas
El Camino del Calvario
La Crucifixión y Muerte de Jesús

Misterios Gloriosos (miércoles y domingos)

La Resurrección del Señor
La Ascensión del Señor
La Venida del Espíritu Santo
La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos
La Coronación de la Santísima Virgen

Misterios Luminosos (jueves)

El Bautismo de Jesús
La Revelación de Jesús en las bodas de Caná
El Anuncio del Reino de Dios
La Transfiguración de Jesús
La Institución de la Eucaristía.

Para comenzar:

1. Haz la Señal de la Cruz y di el Credo de los Apóstoles.

2. Reza un Padrenuestro.

3. Reza tres Ave Marías.

4. Reza un Gloria al Padre.

5. Anuncia el primer misterio, luego reza el Padrenuestro.

6. Reza 10 Ave Marías meditando en el misterio.

7. Reza un Gloria al Padre.

8. Anuncia el segundo misterio; luego reza el Padrenuestro. Repite 6 y 7 y continúa con el tercero, cuarto y quinto misterios de la misma forma.

9. Termina con la oración a Santa María Reina y el verso “Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios” y la respuesta “para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.”

Una objeción que tienen los observadores con el rosario es que parece ser un instrumento mágico.  Si bien un rosario puede ser bendecido, los Católicos no le atribuyen ningún poder mágico a sus cuentas.  Las repeticiones de oraciones pueden sonar como una encantación, pero la repetición es una característica, no una fórmula.  Entonces, ¿por qué decimos las mismas oraciones una y otra vez?  ¿Decir algo 10 veces, o 50 veces, lo hace más sincero?

Pregúntale a San Pedro, a quien lo interrogaron tres veces después de la resurrección:  "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?"  (Juan 21:15-17).  Pedro tuvo que repetir su respuesta más de lo que Jesús necesitaba oírla-recién había negado a su amigo y maestro la misma cantidad de veces.  Si estás muy seguro de que no te apartaste de la gracia 50 veces, estoy seguro de que un Ave María será suficiente.  Muchos de nosotros seguramente pasaríamos esas cuentas una vez más.

La repetición es también liberadora:  Deja libre a la mente para que pueda expandirse hacia el inconsciente.  ¿No piensas mejor cuando estás haciendo una tarea que conoces de memoria?  Aparte de la mecánica, el rosario nos ofrece una multiplicación de las formas de rezar.  Es meditación de las escrituras, petición, canto de alabanza, e instrucción sobre la fe, todo en uno.  El Papa Pío XII lo llamaba un "compendio de todo el evangelio," plasmando creencias acerca de la Encarnación, la Epifanía, el reino de Dios, la Eucaristía, la Pasión, la Crucifixión, y la Resurrección en camafeos parecidos a joyas.  El Cardenal John Henry Newman declaró que el rosario nos brinda una forma de "sostener en nuestras manos todo aquello en lo que creemos"-y es muchísimo más fácil poner un rosario en tu bolsillo que, digamos, ¡El Catecismo de la Iglesia Católica!

La oración que más se repite en el rosario es el Ave María, que es parte de las escrituras-¡Ave María, llena eres de gracia!  El Señor es contigo.  Bendita seas entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre (Lucas, 1:28, 42) -y en parte es súplica-Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.  El Papa Paulo VI hizo énfasis en cómo el Ave María gira en torno al nombre de Jesús, trascendentalmente ubicado en su centro de gravedad.  Él comparaba el rosario con hilar un tejido en un telar, identificando el Ave María como la urdimbre sobre la que se tejen los misterios de nuestra fe.

Junto con estos misterios también hilamos nuestras intenciones, pensamientos, imaginación, emociones, y deseos de unión con Cristo.  Es una gran aspiración, que es la razón por la cual el rosario se aprovecha mejor con un ritmo lento.  El silencio y la oración vocal son sus energías alternas.  Si nos apresuramos a través de él, nos perdemos el encuentro bendito que se oculta entre las cuentas.  Los rabinos han descubierto que, cuando enseñan las escrituras, Dios habla en el espacio en blanco alrededor de cada letra, tanto como en las palabras mismas.  El espacio en blanco, o el silencio, es a menudo donde Dios ofrece una nueva respuesta a nuestra oración.

La prueba del tiempo
Quizás la evidencia más convincente del éxito del rosario es la longevidad de su práctica.  En la Edad Media, rosarium era el término que definía una colección de lecturas devocionales, pero rezar sobre cordeles con nudos fue la devoción de las personas pobres 300 años antes.  En una época en que pocos eran instruidos pero muchos querían participar en la oración de los monasterios que se erguían sobre la ciudad, recitar 150 paternosters (Padrenuestros) era tan bueno como entonar 150 salmos, como hacían los monjes.

A partir del siglo 13, las órdenes religiosas como los Franciscanos, los Siervos de María, los Cistercienses, y los Dominicos promovieron y expandieron el rosario.  Su formato se mantuvo relativamente constante hasta el siglo 20, cuando el Padre George Preca de Malta, recientemente canonizado, ofreció un nuevo conjunto de misterios para el ministerio público de Jesús, incluyendo las Bienaventuranzas.  Admirando la innovación, el Papa Juan Pablo II decidió concentrarlas en cinco momentos de "epifanía" en los que Jesús reveló sus orígenes divinos, y agregó la Proclamación del Reino a las reflexiones de Preca para crear los Misterios Luminosos.

La historia sensible y deliberada del rosario demuestra que esta práctica no es de ninguna manera una simple exhibición teológica en la vida de la iglesia.  Incorpora lo más destacado de las escrituras, doctrina y liturgia Cristianas, en una forma de oración completamente accesible, que puede aprender hasta la persona más humilde.  Aún un Doctor de la Iglesia puede sacar provecho de su sabiduría, como lo hizo Santa Teresa de Ávila.  Hacia el final de su vida, después de que las grandes revelaciones y éxtasis la abandonaron, ella se concentró en los beneficios espirituales de una oración sencilla: el Ave María.

Una oración para todos
El Papa Juan Pablo II sugirió que el rosario, si bien está compuesto por partes simples, no es de ningún modo simplista.  Contenida en cada drama de sus decenas existe una contradicción:  La alegría de encontrar un hijo también implica el terror de perder uno.  Presentar un hijo a Dios también significa entregarlo a su destino.  La dicha Cristiana, dijo el papa, no es sencilla ni implica estar libre de preocupaciones.  Adoptar la práctica del rosario nos prepara para la vida cristiana como un todo, en el que los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos a menudo se intercambian rápidamente.

El rosario es una oración tradicional, y sin embargo su evolución sugiere que también tiene mucho campo de acción en los tiempos modernos.  Se puede rezar solo o con otros.  Es adecuado como oración familiar, como preparación para la Misa, o para consolar a los dolientes en un velorio.

El Papa Juan Pablo lo recomendaba como oración por la paz, basado en el misterio de Cristo, que es nuestra paz.  Una "personalidad de rosario," sugirió, es un testimonio contra la violencia, la injusticia, la arrogancia, y la intolerancia de cualquier tipo.  "Al volver nuestros ojos hacia Jesús y María, podríamos recobrar la capacidad de mirarnos a los ojos unos a otros," decía el papa (Rosarium Virginis Mariae, 41).  En cuyo caso, rezar el rosario no es sólo lo que hacen los Católicos tradicionales.  Es lo que todos los Católicos deberían hacer más.

Alice Camille, M. Div.
 
 
 
 
 
 
 
 
Alice Camille, M. Div.
, es la autora de El Rosario: Misterios Gozosos, Luminosos, Dolorosos y Gloriosos, y otros títulos disponibles en www.alicecamille.com.

 

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